El niño que llevan la madre y padre frente a sus hijos


La capacidad de una madre o padre para resolver los inconvenientes en el desarrollo de los niños, tiene su origen en la educación y las costumbres iniciales que tuvieron cuando fueron ellos niños, en el cual vivieron situaciones diferentes donde acertaron y se equivocaron en su actuar, y aquellos gratos o errados momentos quedan marcados como vivencias para transmitir en el futuro a su círculo familiar.

Desde niño una vez que se comienza a leer, observar, estudiar, discernir, se van adquiriendo una serie conocimientos valiosos que son parte de la base infantil que permite tocar los valores individuales constituidos por el amor, paz y solidaridad frente a los demás, pero también sale a relucir una parte oscura en la persona de los aspectos negativos o prohibidos por la sociedad que se vive, hasta llegar al extremo de producir un daño evitable o no.

En tal sentido, cuando suceden estas coyunturas en la realidad en los primeros años se va materializando la conciencia del ser, para dar respuesta a quien es, que sienten y piensan, en esa etapa de aprendizaje inicial se adquiere los atributos que los hace diferente y toman una conducta auténtica a través de una actividad mental que le pertenece a cada persona y que es inaccesible por terceros, se refiere en este escenario de formación a una zona intangible dada por el espíritu humano para tener la capacidad de elección ante ciertos hechos correctos o incorrectos.

Al poner en práctica la conciencia desde muy pequeño, se va madurando hasta llegar al nivel de entender que cada falta cometida si es acompañada de un reconocimiento y una manifestación de disculpas cuando existen comportamientos inadecuados, será una muestra evidente de enseñar con el ejemplo a sus hijos con hechos en concretos para dejar constancia en la historia familiar que esto forma parte de un error.

Desde muy niño si aprende la habilidad de rectificar con mayor proximidad al problema para llegar a un estado de contrapeso pacífico, tomar los consejos de las personas que te orientan y estan en tu crianza, serán las herramientas necesarias para seguir adelante para adaptarse a los cambios y novedades inciertos del camino cuando conformes un hogar.
Otro factor que se mantiene desde diferentes épocas de crecimiento humano, es la sobreprotección que se recibe cuando es niño y se sigue reflejando en la adultez cuando se empieza a confundir el amor con otros miedos o amenazas imaginarias, que los hijos no entienden a pesar que tengan un razonamiento avanzado y que su naturaleza es vivir feliz, jugando y compartiendo; por tanto los padres al actuar con un sentido equilibrado en el cuidado de sus hijos y acompañan las expresiones de amor con abrazos y gestos positivos, verán en ellos una proyección más independiente y segura en su actitud.


Si en la fase de niñez se convivió con carencias materiales y eso provoca prometerse que cuando llegue el momento de tener la experiencia de ejercer las funciones de padres vas a proveer a tus descendientes de una mayor cantidad de bienes, y justificas dicha afirmación <si más le entregas a tus hijos, ellos más te van a querer como padres>, estás basándote en limitaciones socio - económicas del pasado que requieren pensar en resaltar las necesidades básicas.

  Un adulto con valores fijos de la niñez, y que ahora es padre o madre, debe pensar es en fortalecer el vínculo con sus hijos para otorgarle un espacio confortable donde vivir, los alimentos mínimos exigidos para llevar una vida sana, la educación escolarizada que le da una apertura a la convivencia en comunidad de niños contemporáneos y la vestimenta como un aspecto para cubrir su cuerpo y protegerse de los cambios en los climas, pero el sentimiento más profundo marcado es dedicarle atención con amor para demostrar la presencia maternal y paternal en el tiempo que se requiera: Atención + Amor y que sea acompañado de un trato amigable delimitando el rol como progenitores.

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